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Las olas les visten borrando en la arena
los versos -que, tristes- lloran al amarlos.
Y en su canto insisten a los dos poemas
su fugaz intento de ser desnudados.
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Las aguas se mecen con la dulce luna
al ceder su lienzo sobre los amantes.
Los cubrió de besos -eternos instantes-
durante el preludio -meciendo su cuna-.
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Amores persisten siendo idealizados
en el culmen vasto de sus vidas huecas.
Y como las ruecas, quedan olvidados
los poemas tiernos -ahora silenciados-
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Nieves Merino Guerra
Gran Canaria- España
03 de junio de 2017
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